martes, octubre 16, 2007

Debí tomar un vino, quizá alguna cerveza…

Luego de un mes, las intenciones de los gavilanes se fueron perfilando mejor.

El asunto pendiente, sí, sí, el de la terapia cumplió su ciclo y no supe más de él, aunque a veces lo veo conectado en el msm. Yo no tengo mucho qué decir. Así que allí nomás.

El ex a simple vista solo quiere pasarla bien, aunque hay detallitos que a veces los salvan de la categoría “amiguito” para convertirlo en “pata”. No lo siento definido aún, en ese sentido. Por eso estuve a punto de pedirle disculpas porque en algún momento sentí que lo usaba como paño de lágrimas y él se dejaba cual abnegado mártir. Pero cuando tuvo el descaro de ofrecerme “masajitos” una noche de sábado. Stop! Ya sabía por donde iba el asunto y francamente, no ando de humor para mr.right now.

El chico de la carrera nike dejó en claro que su interés era el deporte y, por supuesto, tener una acompañante para sus múltiples compromisos. La prueba imbatible fue cuando empezó a llamarme por mi apellido (y me sentí tan aliviada que casi me cuelgo de su cuello).

Tons ¿Quién quedaba por descartar? El colega, el chico del vino, aquel que me parecía una buena opción para compartir mi tiempo en serio, bonito.

Luego del episodio del vino no hubo una sola llamada, un solo correo, ni nada; así que yo estaba relax. Ya no quedan “pendientes” pensaba. Pero no reparé en la proximidad del cumple de un chico del grupo, que podía ser una posibilidad de reencuentro, claro que de la misma naturaleza de siempre: léase tranqui.

Entonces el cumpleañero: mi mejor pata, mi brother, mi causita, me pidió que le organizara el almuercito. Reservaciones aquí, confirmaciones allá, llamando, emiliando y enviando mensajes de texto a la gentita (colega incluído). El almuercito de reencuentro quedó regio y al final apareció la típica ¿dónde la seguimos? Entonces decidimos ir a su casa.

Por alguna razón, hice gala de una serie de detallitos coquetones, y el respondió con bromitas en doble sentido delante de todos en la mesa. Yo, como siempre, lo tomé super natural. Total, broma es broma. Estamos con la gente de la facultad. Nosotros nos tratamos así. No hay nada de qué preocuparse, esto (ni siquiera mi jueguito) no significa nada.

Por otro lado, este chico es el más serio del grupo. Jamás diría nada que lo comprometiera en frente de todos y si este muchacho hace algo es porque estaba pasando algo más.

Fuimos a su casa, a secarnos el twelve pack de Brahmas. De pronto “hay que ver una película”. Ok. Pusimos “Los otros” y aprovechamos los cojines, la oscuridad y la trama para ponernos cómodos. Mi brother apachurraba a mi amiga del alma y el colega me apachurraba a mi (y teníamos a la gata encima).
Se acabó la película y mis patas empezaron a alistarse para irse. Yo no estaba muy segura de irme. Era temprano y mi otra opción era no hacer nada en casa.

En medio de la duda me metí al baño y cuando salí, los alcahuetazos ya me habían dejado. Entonces vino la nueva propuesta “otra peliculita?”. Ok. Vimos “Vanilla Sky”. La situación no varió mucho. Yo apachurrada y con la gata encima (adoro a la gata). Hasta que terminó la película.

De pronto, un movimiento re-estratégico. Ya estaba entre la espada y la pared (rayos! a mi siempre me pasan estas cosas, pensé). Entonces me besó. De hecho yo ya había pensado en la posibilidad (proyectada al 3%, pero posibilidad). Lo besé. No pierdo nada dándome chance, me dije. Y no pensando en la opción de una potencial relación “bisagra” como alguna amiga mía sugirió. Quería hacerlo en serio, con buena intención.

Fue una situación extraña. Si bien, alguna vez, hace algunos años, ya había pensado en él con un ¿por qué no?; estar en la cancha jugando el partido “abruma a cualquiera”. Entonces empezó a hablar (oh! margot!) del día del vino, de las salidas anteriores, de él, de mí. Yo seguía abrumada. Despues de todo, mis reflexiones anteriores no habían cambiado mucho, salvo por una cuestión de actitud (ahora sentía que podía intentarlo).

Hablé algo, pero creo que no dije mucho. Ni tan tan, ni muy muy. Ni siquiera yo habría entendido lo que dije si hubiera estado del otro lado.

Volví a mi casa a las 12 en punto, cual cenicienta. Mi mal-pensamiento decía “Bueno, un agarre entre patas... a veces pasa” y luego aparecía mi conciencia diciendo “¿Y si no?” Mi principal preocupación era no arrastrarlo con mi indecisión.

Concilié el sueño con dificultad, pero dormí tranquila.

6 comentarios:

Cys dijo...

un primer beso! lo max!

darling dijo...

Interesante! ¿Cómo continuará?

Sólo asegúrate de no herir ni salir herida. Sobretodo esto último.

Suerte!

Imberbe_Muchacho dijo...

jejeje, que buen relato...y es de la vida real!

Catársis dijo...

Cys: siiiii, super sweety!

Darling: No te preocupes, ya estoy vacunada.

Imberbe: Si, es de la vida real, importado para bloggerlandia.

No se pierdan el próximo capítulo de este culebrón. Promete!!!!

girasolesyculebras dijo...

Ok, ya estoy esperando el siguiente capítulo sentada comiendo canchita con chicha morada. =)... cuando continua la serie?

Anónimo dijo...

mmmmmmm... pobrecito, le salió pero luego... aaaaaahhhhhh!!!!! los hombres sólo hablamos de "lo que pasaba antes" cuando estamos algo desconfiados sobre el destino, algo llamado indecisión.

Bueno, suavízale el camino, o que respire hondo.