miércoles, abril 05, 2006

En campaña

Nuevamente desempleada. Y esto resume muy bien la situación de inestabilidad laboral del país. Sobretodo para los que no nos adaptamos al sistema de trabajo de 14 horas diarias. Afortunadamente, no hay daños que lamentar. Es decir, soltera sin hijos, sin grandes deudas. Es algo que se puede solucionar, sino con la dichosa carrera que la señorita eligió estudiar, con algún otro oficio (de los buenos, no sean malpensados).

Desde hace un mes, en el que veía cercana la posibilidad que se concretó a principios de abril tenía también en mente un tema relacionado: las dichosas elecciones. Me acercaba (me sigo acercando) a un incierto nueve de abril en el que las decisiones de una mayoría van a afectar otra vez, y ahora de forma más directa, mi futuro.

Mis inclinaciones políticas son claras. Hace un mes ya tenía mi candidata (como buena feminista, votaría por una mujer -preparada por supuesto), pero conforme el día "D" se acerca, la cosa se pone más interesante. Y conversando con dos de mis "novios" me vi en una dificil decisión.

Por un lado, fulano (más quemado que nunca) inició su campaña por rehusarnos al "voto perdido" y ejercer con toda libertad nuestro derecho/deber democrático (es necesario mencionar que aquel griego término tiene para mí aún muchos vacíos de definición). Según él, de esta manera podríamos romper con aquella triste historia que ha llevado a nuestra nación durante años a votar por el "menos malo" (y en algunos sectores por "el más conveniente").

¿Romántico, no?

Por el otro, mengano (completamente parametrado en su onda de "master of the universe") siente sobre sus hombros la responsabilidad de no sólo votar por él mismo, sino también por esa mayoría que de verdad no puede ejercer un voto consciente (sabe Dios que significa esto en realidad).

Si bien la segunda propuesta, a primera vista cuestiona toda noción de igualdad (implícita en una de las interpretaciones del término "democracia") no está tan alejada de la realidad.

Seamos sensatos, por obra y gracia del señor algunos tuvimos la oportunidad de culminar una carrera universitaria. Porque nacimos en una ciudad donde había universidades, porque aprendimos a leer durante la niñez, porque no tuvimos que trabajar entonces para alimentar a nuestros hermanos, o porque no teníamos a un militar y/o terruco cerca de nuestro pueblo que podía matar en cualquier momento a nuestros padres (incluyendo todos los daños psicológicos que ello conlleva).

Pero alguien me puede decir ¿que pasa con todos aquellos que no tuvieron esa confluencia de factores?

Entonces, ahora me veo con que "debería" de apoyar a otra candidata, porque afortunadamente tengo memoria 1985-1990. Y ahora me pregunto ¿y los que no?

Peor aún, ¿qué pasa con aquellos que no encontraron un libro donde se "detallen" las hazañas del gobierno militar?