Los últimos días han sido particularmente estresantes. La razón: cantidades industriales de chamba. De hecho el año pasado por estas épocas también tenía carga fuerte (no tanto como ahora, pero de hecho se mantiene la proporción en el incremento) pero tenía como encontrar un espacio de relax. Esta vez no.
Esta vuelta a ser el centro de órbita de mi vida casi me habría llevado a una suerte de autismo paralelo en donde a pesar de socializar no socializo (de verdad) con todo el mundo.
Así, las últimas semanas se han regido por “Catársis quiere, entonces Catársis decide”. Mi engreimiento llego incluso a que me peleara con mi terapeuta que ya me empieza a estresar cuando habla de mi periodo de vulnerabilidad en el cual recién estoy sintiendo (un huevo de meses después!!!!!) el impacto de la pérdida.
Por Dios!!!! Osea, tengo mil y un problemas que resolver más, que haberme topado con el tipo equivocado y haberlo confundido con uno bueno. (Y esto ya no es engreimiento, es una cuestión de lógica).
Por otro lado, el exceso de chamba hizo que me sintiera un poco insegura con mi jefe. Estar con la cabeza en mil cosas, hace que magnifique los errores aunque no hayan sido generados por mí. Claro que, yo soy la responsable; ya ahora que me están reconociendo más y dando más campo de acción, entre otras cosas, siento que tengo que satisfacer las expectativas.
Finalmente, para poner la cereza del helado creo que he quedado como la peor de las amigas con el colega. En las últimas semanas, la cosa venia bien como patas. De pronto coincidimos y nos cruzamos en algún lugar común, conversas en el Messenger, uno que otro mensajito de texto, su correo electrónico de vez en cuanto; en líneas generales tranqui.
La semana pasada fue cumpleaños de dos chicos de nuestro grupo común: él y una amiga más. Un amigo de ella, que conocí poco tiempo antes, me propuso organizarle una fiesta sorpresa uno de estos sábados y accedí.
Envié el sacrosanto mail a la lista de mis colegas, solo que con un detalle distinto: puse a los destinatarios en copia oculta ¿Por qué? Pues porque quería evitar que me malearan la plaza, es decir que si uno no iba me podía desanimar a los demás (que es lo que estuvo ocurriendo durante el último año) y porque quería respuestas personales no de grupo.
De un tiempo a esta parte este grupo pretende moverse como una sinapsis: uno se mueve y todos los demás tienen que moverse, de lo contrario no hay proceso nervioso. Plop!
Incluí a los que generalmente les gusta bailar, porque me resultaba innecesario llenarle la bandeja a alguien con una invitación que no era de su interés y encima con las respuestas masivas de todo el grupo. Resultado: Obtuve 3 respuestas de 10. Ven a qué me refiero?
Los días de los cumpleaños si se envió los correos masivos de ley. Día uno: feliz cumple amiguita. Día dos: happy birthday coleguita. Y aquí se desató el chongo.
El día uno algunos colegas y otros amigos de la cumpleañera habíamos salido por unos drinks. Algo tranqui (llegué super tarde por cierto). Incluso desde allí, como buena amiga, envié el mensajito de ley al colega a las 12:01am que no estaba en la reunión.
El día dos el agradecimiento del cumpleañero incluyo la frase “lástima que nadie me avisó de los drinks de anoche por el cumpleaños de fulanita”.
Ploooooooooooooooooop!!!!!
Sentí el sablezaso atravesándome el cuello. Touché.
Uno de mis mejores amigos me acusó de haber ignorado al colega (porque la copia oculta se prestaba a la mala interpretación) y de preferir a un amigo sobre otro. Hice las aclaraciones del caso super directo pero con mucha elegancia. No era difícil imaginar que el colega también se hubiera confundido y creyera que los drinks de esa noche también los había organizado yo.
Por otro lado, también estaba acusando a la cumpleañera por no haberle pasado la voz. De hecho ellos tienen un roche muy de ellos que no viene al caso detallar y que no afecta para nada la relación que tengo con cada uno por separado. Como me decía mi padre cuando era niño “no debemos confundir las papas con camotes”. Creo que aprendí.
Prácticamente era una acusación pública “a quien corresponda” de su exclusión a la fiesta.
Yo respondí en privado una breve nota aclaratoria de “no organicé nada” que nunca respondió. Imagino que no me creyó. Pero el despelote vino luego, cuando fulanita le envió el mail de cuadre público más espectacular (y sensato) que he visto en mi vida. Digno de aplausos. Al cual me parecía no había nada que agregar, y mucho menos responder.
Pero no! Tres tenían que meter su cuchara y hablar de “la integración del grupo”, “evitar las peleas”, “solucionar los problemas en virtud de la amistad”, etc.
De hecho a mi no me gusta pelearme, tampoco que la gente se pelee; pero de ninguna manera me voy a meter en el rollo de dos y me molesta mucho que algún desubicado lo haga, así sea amigo mío. Mi silencio al respecto aún se mantiene.
Sin embargo si le envié un mensajito con “cómo estás?” esa misma noche. Otra vez no me respondieron.
Conclusión: Todo está hecho un despelote!!!!!
domingo, diciembre 02, 2007
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4 comentarios:
jajajajajaja, lo que se me hace gracioso es que mientras peleaban, otros los odiaban más y más por llenar sus bandejas.
Ten cuidado con lo de la copia oculta, la gente se da cuenta y siempre hay una causal presunta: "Esta tía tiene roche de mí, que se pudra".
En fin, seguiré esperando al pie de esta Shallow Grave que aguarda. Adiós!
en fin, mi adoradísima melcocha, que se vayan todos a tomar por culo.
he dicho!
ya se le pasará...
mmm... suena complicado, pero en verdad creo que es más simple de lo que suena. Relax, seguro que a tus amigos les bastó solo unas horas para olvidarse por completo del incidente. En cuanto a tu colega, no creo que "culparte de lo ocurrido" sea la razón de su silencio, seguro que vuelve comunicarse y con más brio cuando se le pase el chucaque.
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