domingo, setiembre 30, 2007

Entre lo urgente y lo importante

Es curioso cómo cada vez que escribo post “jodidos” siempre aparece alguna razón que retrasa o incluso evita su publicación. Hoy sucedió algo parecido. Había reflexionado mucho en la semana acerca de varias “patologías masculinas” con ejemplos prácticos, y hasta con la solidaridad del caso; pero mi estado de ánimo se encuentra menos conflictivo el día de hoy.

Sin proponérmelo, hablé con los gavilanes durante el fin de semana. En algunos casos coincidimos en una situación común, y en otros lo fabricamos.


Todo empezó el sábado a medio día. Había quedado con mi colega en que le regalaría un vino, por un free-lance gratuito que había hecho para mi trabajo como favor personal. Cuando se lo pedí, sabía que me iba a ayudar (porque es un chico buenísimo), pero tampoco me quería pasar de fresca. Entonces propuse el trueque.

Por una cuestión de horarios, lo que sería una salida nocturna en día de semana se convirtió en peliculita vespertina de sábado,. Lo que si no recuerdo es cómo se adelantó, porque yo estaba convencida de que sería el próximo sábado.

Me levanté super tarde, porque había tenido algunos compromisos la noche anterior, y me fui al supermercado. La compra fue graciosísima. Eligiendo el vino, obviamente los quesos. Por allí se me ocurrió tener tostaditas con patés. Hasta que miré mi canasta y dije “¡Un momento!”.

Sinceramente, cualquiera que miraba mi canastita podía alucinar una cena romántica de aquellas (yo lo hubiera hecho), y no era el caso. Lo curioso era que jamás en mi vida había hecho una compra de esa naturaleza para alguna situación similar. Creo que el hecho de jugar a la “compra romántica” me resultaba divertido. Pero decidí moderar mis símbolos para no tener problemas de “señales erróneas” y lo volví todo más sencillo.

Cerca de la hora, apareció el segundo stress ¿qué me pongo?

Tenía un cumpleaños después, pero podía regresar a mi casa a ponerme ropa de tono (“rica y apretadita” como dirían algunos). Estaba en buzo. Pero aparecerme así, también me parecía demasiado maleado. Ya muy poca importancia. Otra vez encontré el punto medio aristotélico con una chompita y una chaqueta que me podían servir para el cumpleaños en caso de emergencia (o sea, si tenía que irme de frente al cumpleaños – no sean mal pensados, jajaja).

Vimos una película linda. No tan emotiva, por lo que mi recientemente incrementada tendencia lacrimógena estuvo controlada. Fueron un vino feliz y quesos alegres. Historias desconocidas, a pesar de que nos conocemos años. Pero lo que más me llamó la atención fue su mascota. Tiene una gatita de cinco meses que me pareció de verdad encantadora. Creo que nos caímos bien, a pesar de que a mi los gatos no me convencen tanto (prefiero mil veces a los perritos- mientras más grandes, mejor).

Al terminar la película, supongo por efectos del vino, el asunto recién se puso caletamente “coquetón”, pero me salvó la campana. Llegó el hermano con un amigo y se acercaba el momento de mi partida. Larga despedida, pero todo tranqui.

Debía enrumbar al cumpleaños, pero debido a mi ubicación pude hacer una parada estratégica, y caí en casa de mi mejor amiga de colegio, cuyo hermano es aquel que fue mi soporte emocional durante mi ruptura con la rana. Conversamos un toque y creo que ya todo está tranquilo. Lo cual me dejó una buena sensación antes de enrumbar al siguiente compromiso.

El cumpleaños divertidísimo. A pesar de que no eran colegas expresamente, estaba con un grupo de humanistas y se sentía el mismo feeling. Historiadores, fotógrafos, periodistas, psicólogos. Creo que mi pata hubiera encajado muy bien en ese grupo. No se por qué no se me ocurrió invitarlo. Hubiera sido divertido.

Luego apareció el tercero: el chico de la terapia. Divertidísimo como siempre. A mi me llaman la atención los chicos “locos”, esos quemaditos con complicaciones subyacentes. Pero creo que esto fue más bien un caprichito temporal. En algún momento contaré la historia completa. Simplemente fue el hecho de “quiero que me hagas caso”, pero ayer no me importó.

Ahora estoy esperando al cuarto integrante: el chico que me pasea por su círculo social. Se supone que hoy nos inscribiremos en la carrera Nike y correremos juntos los cuchucientos kilómetros de la ruta.

Agitado el weekend ¿verdad?

6 comentarios:

girasolesyculebras dijo...

Bueno, creo que nos encontramos frente a los primeros felices indicios de una saludable recuperación post-ruptura. Bien ahí!.
Tal parece que el "renacuajo de acequia", poco a poco va siendo confinado al país del nunca jamás. ¡Chúpate esa mi hijito!!!

girasolesyculebras dijo...

...A renacuajo muerto, ¡rey puesto!. Salud!, con extracto de rana licuada... ja,ja,ja

Cys dijo...

wow! Cuantos clavos estan sacando al otro clavo!

Catársis dijo...

Girasoles y Cys: Tampoco es que me los estoy gileando. Más bien estoy cerrando cabos sueltos. Imagino que cumplidos los pendientes no quedará nada más. Espero.

Imberbe_Muchacho dijo...

jejejeje, bueno salir no le hace daño a andie no?
guarda con los gavilanes nomas. abrazos

Catársis dijo...

Imberbe: No se preocupe, seguiré sus sabios consejos. Jeje.