Quiero una vida estable, pero detesto hacer planes.
No quiero engordar, pero sigo comiendo chocolates.
No soy mala, pero siempre busco revanchas.
No soy celosa, pero tengo retorcidas estomacales frecuentes.
Quiero estampar a la gente contra la pared, pero respondo con una sonrisa.
Quiero pasar desapercibida, pero no me pierdo una juerga.
Mi comportamiento es muy independiente, pero siempre estoy buscando aprobación.
Quiero llegar a vieja con bodas de oro matrimoniales, pero soy una novia fugitiva.
Quiero ser una abuela con muchos nietos, pero solo quiero tener dos cachorros (si son nenas, mejor)
No quiero ser demasiado mayor para mis hijas, pero proyecto ser madre poco después de los 30 años.
Exijo una explicación!
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2 comentarios:
Se podrían decir muchas cosas, muchas.
Pero mejor no diré nada.
Creo que todos tenemos contradicciones tan o más profundas, mi estimada. El asunto es tratar de balancearlas.
La propia dinámica de la vida hace que seamos volubles y que, por más consecuentes que intentemos ser, siempre haremos algo que va en contradicción (aunque sea aparente) con lo que decimos o planeamos. Es inevitable, dada nuestra naturaleza. No somos máquinas que sólo saben seguir un programa inmutable otorgado al ser creados.
El asunto es, simplemente, tratar de balancear los planes que tenemos con los nuevos estímulos que recibimos y las paradas o desvíos, y poco a poco ir reevaluando tanto nuestro camino como nuestros destinos.
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