Año 2007, día 13. Tal vez sea por tradicional superstición, no parece uno de mis mejores días. Para ser específica, me refiero también a los doce anteriores.
Siendo sincera, no la he pasado mal. Hubieron cosas buenas y cosas malas, como suele ser la vida, pero a diferencia de mi actitud durante el año pasado, estos días me he quedado con la sensación de las malas.
Tuve un año nuevo chévere. Empecé, tal como quería, haciendo cosas nuevas. Si pues, nunca había salido con los amigos del novio (y no me refiero al novio actual, sino en general). La razones son muy simples: algún novio solía ser un antisocial sin amigos, o muy pocos; con otros novios teníamos amigos en común, así que no cuentan; y en general mis novios solían acompañarme a MÍ a las reuniones con mis amigos, que son bastantes y pertenecen a diversos grupos. Punto 1: OK.
Sin embargo, desde el 2 la sensación de angustia se instaló en mi ser, casi una semana entera. Estaba nerviosa, tensa, con ganas de llorar.
El viernes 5, gracias a un simpático virus que recorre mi oficina, caí en cama. Estuve durante tres días con una tos para comercial de jarabe expectorante. Ergo, no hubo juerga de fin de semana, ni playa, ni nada. Un dolor de cabeza que se sentía en todo el cuerpo, con sus momentos de fiebre y la orden de “inamovilidad” diagnosticada por mi médico de cabecera: mi padre.
Supongo que eso incrementó mi sensación de angustia y le agregó algo de tristeza, para que luego la inconformidad se manifestara el martes que regresé a la oficina.
La reunión del miércoles 10 anunció que se aplicarían “nuevas políticas”: no msm, internet restringido en contenido y permanencia, horas de ingreso y salida, incluidos almuerzos, controlados meticulosamente y la formación de grupos de trabajo.
Debo confesar, que a pesar de mi conciencia con respeto a la organización y las reglas claras: NO ME GUSTAN LAS PROHIBICIONES. En general, porque me gusta mi chamba y no suelo webear en ella, salvo excepciones, y porque me parece de lo más infantil, escolar, de kinder, además de restringir nuestra posibilidad de elegir.
Cómo que ya estamos grandecitos para saber que si vamos a una oficina y nos pagan un sueldo es para chambear, señores!
Con respecto a los grupos de trabajo… no sep. Estoy en un momento de definición con respecto a mi orientación dentro de la empresa, por lo que el “equipo” determinaría mi rumbo durante este año. Además hay que considerar el asunto de la química en el trabajo, tanto personal como profesional. Ojalá tenga suerte, porque eso de tener gente insoportable al lado, no es una experiencia que quiera repetir.
Encima estoy enfrascada en un proyecto nuevo que no me emociona para nada, justo de ese rubro dentro de la oficina que no me agrada desarrollar, pero ni modo, es un mal necesario.
Por otro lado, amigos muy cercanos salieron de viaje en los últimos días y con aquellos que llegaron del extranjero luego de prolongadas estadías no hemos tenido tiempo para vernos. Eso me tiene triste también.
Por lo visto terminé el 2006 muy bien, pero empecé
este año medio raro. Mis propósitos han perdido la viada
que tenía el primero. Tal vez sean los rezagos del alpinchismo que me acompaño los dos años anteriores o una desafortunada coincidencia por las cosillas que han pasado durante estos días.
Ojalá me pase pronto, porque no es muy agradable andar así.
sábado, enero 13, 2007
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2 comentarios:
te prohibo que estes feliz!
(porque no te gustan las prohibiciones)
Gracias imberbe muchacho :)
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