martes, marzo 27, 2007

Identidades (parte 2)

No terminé de procesar "making plans" y me buscaron la conversa para hablar de medios masivos. Santo Dios!!!! Tuve que desenpolvar mis arraigadas teorías en contra de la ínfima calidad de buena parte de la programación de los medios nacionales, incluyendo miniseries, programas concurso, programas periodísticos, etc.


Ahora me tocaba comentar cuáles fueron las noticias más importantes del mes. Con lo cual había que redefinir el concepto de "lo importante".

La mayoría citó las ridiculeces de río, la vilipendiada ley de las ONG (como si todas fueran buenas) y el escandalosito video-documental sobre la guerra con Chile. Nadie mencionó la devolución de la bandera con la que San Martín proclamó la independencia, robada y devuelta por segunda vez. Noooooooo, es que esas cosas no son importantes. PLOP!!!

Luego, lo más complicado "redactar notas periodísticas", como si todo lo "noticioso" conisitiera en exagerar adjetivos hablando de maravillosos rescates, ciudades azotadas por devastadores desastres naturales, y por supuesto hablar de hechos realmente escandalosos. Más PLOP!!!

Entonces vino a mi mente un cuestionamiento, tan recurrente como pasajero: ¿por qué estudie mi carrera, si nadie la entiende? Lo bueno es que siempre tengo una respuesta, tan inmediata como sincera, que puede contra todo lo demás: Porque me encanta!

No me importa que toda mi familia me dijera "Ah! vas a salir en la tele!" cuando les dije que iba a estudiar comunicaciones; ni que las agencias de publicidad me hayan explotado, ni que me hayan robado proyectos, ni que el medio sea a veces mediocre, ni que mi empresa quebrara, ni que me haya hecho de cuchucientos enemigos en el camino, en su mayoría empresarios desesperantemente caprichosos.

Eso juntado al asunto de los planes, me hizo reparar en que dentro de pocos años cumpliré 30. ¿Qué se supone que quería yo para los 30? ¿Que quiero yo ahora para mis 30?

La pregunta en el post anterior estaba más orientada a temas académico-profesionales, pero ahora el enfoque se volcaba hacia lo personal, que es en realidad lo que le da soporte a mi existencia. Entonces se hizo la luz!

Algo que me da mucha satisfacción es que si muriera luego de publicar este post, no tendría pendientes. Dije todo lo que debía decir, quise a quienes tuve querer, bese a quienes tenía que besar, agradecí lo que debía agradecer; en pocas palabras, hice todo lo que debía hacer hasta el día de hoy.

Entonces recordé complacida mi respuesta a un pregunta (de tres) que me hicieron en octubre de 2005.


"3.- Cuál es tu mayor anhelo?
Esta si estuvo filosófica, jeje. La respuesta es simple: llegar al
final de mis días y saber q di lo mejor de mí y que todo (todo) salió de la mejor manera posible."


El detalle fue que en medio de estas idas y venidas llegó el dichoso examen final. Mi memoria visual me jugo una mala pasada con una lista de sinónimos y una estructura. Hice links en diagonal con los sustantivos en paralelo y desordené la estructura (con sentido, naturalemente, pero creo que la idea era que siguiera el libro ¿no? :S)

Ahora solo queda esperar que después de tanta sacudida mental, por lo menos apruebe el fucking ciclo.

Wish me luck!

sábado, marzo 24, 2007

Identidades (parte 1)

Este ciclo de inglés ha sido particularmente conflictivo, no tanto por la gramática, sino por los contenidos, para ser específica: por los tópicos.

MODULE 5: MAKING PLANS
Mi crisis existencial se inició cuando me dejaron por tarea “write about your plans and ambitions”. Ah? Y eso como se come? Cómo se le puede preguntar algo así a alguien que voluntariamente decidió no volver a hacer planes nunca más.


Esa idea me estuvo atormentando varios días. Yo solía tener planes, pero me destruían mucho. Solía ser una nazi conmigo misma. Nunca nadie me torturó tanto. Si no cumplía uno de aquellos detallados puntos en la agenda, que iban desde levantarme temprano y tomar leche en el desayuno, hasta conseguir esa carta de recomendación de mi jefe para aplicar a aquella beca en España, que la empresa financiaba.

Eso sin contar la presión familiar. Nunca entendí de qué me servía ser la niña “perfecta”, esa que se empeñaron en formar y a la que luego, cuando lograba algo, le destrozaban el universo con un par de certeras bombas psicológicas. Si claro, siempre pude devolver el golpe, digamos que mi cerebro funcionaba aparte, pero ¿cómo se hace para que el puñal atravesado no se quede en el vientre de un adolescente?

Hiciera lo que hiciera, siempre estaría mal. Incluso cuando me iba bien. Recuerdo que cuando me contrataron, luego de mis prácticas y pase a ganar el triple de mi sueldo mi padre en lugar de felicitarme, dijo “es que a ti la vida se te presenta fácil”.

Allí decidí irme de mi casa, pero nunca pude, hasta hoy no pude. Siempre lo pienso, y me pregunto ¿por qué nunca puedo?

Esa y otras perlas me marcaron mucho, me dejaron muchos miedos e inseguridades, sobretodo mucha tristeza, a pesar del “gran potencial” que me atribuían alrededor. ¿Cómo era posible que tanta gente me viera virtudes que a mis padres les resultaban incómodas? A mi todo eso me sonaba a palabras sin sentido.

Pero había que hacer la tarea. Y eché mano de aquellos planes que estaban en mi agenda cuando yo tenía 22 años. La adaptación a los 26 dio un resultado muy similar. Me seguían sonando a la oración trillada que no es indispensable para vivir bien. Es que he visto a tanta gente vivir de “ese” futuro haciendo basura su presente y siendo tan infeliz, que buscaré evitarlo hasta que me muera.

Igual me detuve a pensar si debía o no debía tenerlos, renovarlos y/o seguirlos. No solo por el hecho de ser el bicho raro de la clase, sino por esa concreción de mi norte (de hecho, lo tengo, pero no depende de cosas materiales).

Lo peor de todo es que no termine de cerrar ese conflicto cuando llegaron los “mass media” y el terrible “over thirties”

Continuará…

lunes, marzo 19, 2007

Será el otoño...


Este mes ha empezado bastante raro. La luna me tuvo con un poco de mal humor durante los primeros días, que por coincidencia no fueron los más favorables.


El primer lunes llegué tarde a la oficina, después de faltar al inglés, y me recibió la frustrante noticia de la cancelación de mis vacaciones en la fecha que había solicitado (después de semana santa).

El mismo martes mi jefe empezó con una serie de solicitudes y poses de lo más desagradables con respecto a un proyecto que estábamos preparando. De verdad he renegado mucho con ese asunto.

Luego me adjuntaron un proyecto más, de los complicados, heredado de una comadre que estaba saliendo de vacaciones. Harta chamba y todo el fin de semana en la oficina. Es que no solo había que continuar con el trabajo, sino corregir varios detallitos no tan mínimos.

Lo único bueno de esos días fue el regreso de mi mejor amiga. Tuvo que viajar por trabajo y estuvimos completamente incomunicadas durante 6 semanas. La extrañe una barbaridad. Ahora siento completa una parte de mi.

Afortunadamente, hacia la semana pasada las cosas empezaron a componerse. El proyecto de la joda salió cheere, el proyecto extra se entregó, y los míos están encaminados.

Algo que me molestó mucho fue el “gran asunto” que se hizo con los resultados del estudio de la joda. Unas felicitaciones que a mi parecer resultaron innecesarias, por sentirlas poco sinceras. Según otras opiniones, no fue tanto así; pero yo soy muy sensible con esas cosas. Pareciera que mi jefe se dio cuenta de que podía hacer un buen trabajo solo porque otra persona se lo comentó. No me pareció.

Pero hoy las cosas están más calmadas, incluso siento que lo de las vacaciones fue positivo. Hoy se que hubiera sido imposible salir de todas formas, ya que los cronogramas confabularon para que esa semana deba entregar dos informes. Además, ayer decidí cancelar la idea de pasar ese fin de semana con mi familia. Necesito tomar distancia, con urgencia, por lo que una semana más hubiera sido infernal.

Ahora estoy en blanco, pensando qué hacer con mi vida a corto, mediano y largo plazo (cosa muy rara en mí). Por lo pronto, mis vacaciones están pre-aprobadas para mayo y espero tener algo lo suficiente motivador para lucharlas un poco más.